sábado, 12 de mayo de 2012

CAMPAÑA Y REALIDAD.


Mientras caminaba por la calle, un dirigente de partido político es trágicamente atropellado por un camión y muere.
Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada a San Pedro en persona. Bienvenido al paraíso – le dice San Pedro - parece que hay un problema. Verás, muy raramente un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de que hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir donde pasar la eternidad. Y con eso San Pedro acompaña al político al ascensor y baja, hasta el infierno. Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y delante de él están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, todos vestidos muy elegantes y muy contentos.
Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan en el restaurante del club. Comparten la noche con hermosisimas jovencitas. Se encuentra también al diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se están divirtiendo tanto que, que no se da cuenta que es hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y lo saludan mientras sube al ascensor. El ascensor sube, sube y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando.
Ahora es el momento de pasar al paraíso. Así que el político (inescrupuloso, ciertamente) pasa 24 hs. sucesivas pasando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Antes de que se dé cuenta, las 24 hs ya han pasado y San Pedro va a buscarlo. Ya has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debes elegir tu eternidad. El hombre reflexiona un momento y luego responde: bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno. Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de excrementos y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras. El diablo lo alcanza y le pone un brazo en el hombro. No entiendo – balbucea el político – Ayer estuve aquí y había lindas mujeres, un campo de golf, un club, comimos langosta, caviar, bailamos y nos divertimos mucho.
Ahora todo lo que hay es un terreno desértico lleno de porquerías y mis amigos parecen unos miserables.
El diablo lo mira, sonríe y dice: AYER ESTABAMOS EN CAMPAÑA...HOY YA VOTASTE POR NOSOTROS.

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